
LEYENDA DEL VOLADOR DE FLORES
Casi todos los hombres sensibles de Flores conocían a Luciano, el volador. Sabía atender un puesto de diarios en la esquina de Boyacá y la avenida. Sus apologistas pretenden que levantaba quiniela, hecho que no le consta para nada al compilador de estas historias. Por lo demás, a través de todos los mitos de Flores, parece constante el afán de enaltecer el recuerdo de los héroes, atribuyéndoles actividades relacionadas con el juego. Si es verdad lo que se cuenta, Luciano volaba. Sus escasas fotografías nos lo muestran liviano y magro, aunque carente de alas. Una de ellas, que suele utilizarse como prueba de su don, lo registra al costado derecho de un grupo numeroso y sus pies aparecen en el aire, a una cuarta escasa del suelo. Los escépticos atribuyen este efecto a un truco fotográfico o bien a un pequeño salto oportuno.
Sin embargo, la tradición oral de Flores insiste en recordar los vuelos de Luciano. Los más viejos aseguran que, cuando niño, descolgaba los barriletes que se enredaban en los árboles y recobraba las pelotas que caían en los techos del vecindario. Ya mayor, prefirió siempre los vuelos nocturnos. Parece que el cielo sostiene mejor de noche y no se corre el riesgo de llamar la atención de los papanatas.
Excepción hecha de los días de lluvia o de granizo, Luciano prescindía de los colectivos y taxímetros. Un viajecito al centro le insumía apenas diez minutos. Solía aterrizar en las terrazas solitarias y bajar por los ascensores para evitar el escándalo. Siendo volador, Luciano era discreto. Conoció -eso cuentan- el secreto de todos los campanarios de Flores, se cruzó mil veces con las brujas desnudas que sobrevuelan Belgrano y se saludó con los ángeles ociosos que se dejan llevar por los vientos.
Sus enemigos lo acusaban de robar higos y triciclos, para no hablar de las lamparitas del alumbrado público. Los aviones le producían terror, desde un día en que paseando por El Palomar, un pardo Avro Lincoln casi le arranca la cabeza.Manuel Mandeb ha sido el principal proveedor de anécdotas de Luciano. El pensador árabe cuenta -por ejemplo- las desagradables consecuencias que padeció a causa de su ignorancia del uso de la brújula y la posición de los astros.Así nos refiere que una noche que volaba hacia el estadio de Vélez Sársfield con la ladina intención de colarse, equivocó el camino y descubrió las fuentes mismas del río Matanza. Encontró allí -sostiene Mandeb- grandes poblaciones lacustres, semejantes a las que cundieron en Suiza hace milenios. Tomándolo por un dios, los inocentes pobladores lo agasajaron, le dieron a beber hidromiel, le cedieron a una joven más o menos doncella y le obsequiaron una yunta de gallinas y un florero, único de estos objetos que aún se conserva.
Estos cuentos son muy sospechosos. Sospechosa también es la historia que ubica a Luciano siguiendo una bandada de golondrinas hasta los trópicos o aquella que hace referencia a la lucha con un cóndor bataraz. Cuando comenzaron las calamidades en el barrio de Flores, Luciano decidió partir. Las palomas azules con sus plumas de acero coparon el cielo de la barriada y el volador sintió miedo. Manuel Mandeb insiste en que antes de irse para siempre, Luciano le contó el secreto de su increíble destreza. Dice Mandeb que un mago extranjero le concedió el don del vuelo, pero le hizo la siguiente prevención: "Volarás, Luciano, pero cuida que quienes lo sepan no escriban nunca tu historia. Cuando alguien la lea, tu poder cesará definitivamente". Esto explica que las hazañas de Luciano sólo se hayan transmitido en forma oral. Ninguno de los literatos de Luciano lo menciona jamás. Gracias a ello Luciano habrá seguido volando hasta el día de hoy, lector impío, en que tus ojos curiosos acaban de desbarrancarlo para siempre.
El hombre que pedía demasiado
Satanás: ¿Qué pides a cambio de tu alma?
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones... Y también
juventud, poder, fuerza, salud... Exijo sabiduría, genio, prudencia... Y
también renombre, fama, gloria y buena suerte... Y amores, placeres,
sensaciones... Me darás todo eso?
Satanás: No te daré nada.
Hombre: Entonces no tendrás mi alma.
Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece).
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones... Y también
juventud, poder, fuerza, salud... Exijo sabiduría, genio, prudencia... Y
también renombre, fama, gloria y buena suerte... Y amores, placeres,
sensaciones... Me darás todo eso?
Satanás: No te daré nada.
Hombre: Entonces no tendrás mi alma.
Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece).

Historia de la manzana misteriosa de Parque Chas
Existe en el barrio de Parque Chas una manzana acotada por las calles Berna, Marsella, La Haya y Ginebra.No es posible dar la vuelta a esa manzana.Si alguien lo intenta, aparece en cualquier otro lugar del barrio, por más que haya observado el método riguroso de girar siempre a la izquierda o siempre a la derecha.
Existe en el barrio de Parque Chas una manzana acotada por las calles Berna, Marsella, La Haya y Ginebra.No es posible dar la vuelta a esa manzana.Si alguien lo intenta, aparece en cualquier otro lugar del barrio, por más que haya observado el método riguroso de girar siempre a la izquierda o siempre a la derecha.
Muchos investigadores han intentado la experiencia formando grupos numerosos. Los resultados han sido desalentadores. A veces sucede que el paseante sigue en la misma calle aún después de doblar una esquina.En 1957, un grupo de exploradores franceses desembocó inexplicablemente en la estación de Villa Urquiza.
Urbanistas catalanes probaron suerte formando dos equipos y partiendo cada uno en dirección opuesta. En cualquier manzana de la ciudad es fatal que los grupos se encuentren en la mitad del recorrido. Pero en este lugar no sucede tal cosa y hasta se han dado casos en que un equipo alcanza al otro por detrás.Los más pertinaces han realizado excursiones a través de los fondos de las casas, con el resultado de aparecer siempre dejando a sus espaldas calles que no habían cruzado jamás.
En estas experiencias se descubrió que muchos vecinos son incapaces de indicar en qué calle viven. Asimismo existen casas que no dan a ninguna calle. Sus habitantes se alimentan de sus propios cultivos o de lo que generosamente les pasan por sobre las medianeras.
Los taxistas afirman que ningún camino conduce a la esquina de Ávalos y Cádiz y que por lo tanto es imposible llegar a ese lugar.
En realidad, conviene no acercarse nunca a Parque Chas.


Está buena, pero me parece que no tiene un final la historia.Cuando la empezé a leer me imaginé algo más, como por ejemplo que unas personas podian pasar y descubrian algo interesante, pero al final no apsó nada.
ResponderEliminarme gusto la leyenda coinsido con isis pero estubo algo interesante
ResponderEliminarmika
Coincido con Isis
ResponderEliminaryo pense que iva a tener otro final
Son historias raras, digamos que no son de esas que te encontras en cualquier lado. Me gustan los tres, son distintos al resto y entre si. Un volador a quien le cortamos las alas al leer sobre aquel, un ambicioso que perdió su alma y la oportunidad de entrar al cielo, y a pesar de eso sigue reclamando más y por último, una manzana loca. Muy interesantes.
ResponderEliminarHistorias que nunca habia escuchado, un final inesperado, nunca crei que en final pudo haber sucesido eso. Pero estaba bueno.
ResponderEliminarBenja
nose.... o sea no me termino de cerrar, la parte del final... es que la veo medio rara...igual me encanto
ResponderEliminar